Entendemos por entrenamientos aburridos aquellos que se perciben como repetitivos y desmotivadores. Es la motivación del deportista la que logra que el esfuerzo y las ganas de mejorar se mantengan de forma diaria. Como siempre he dicho, la motivación depende de uno mismo (en este artículo te comento sobre ello). Los que trabajamos a su alrededor sólo podemos abrirles puertas para que sigan en el proceso de mejora continua.
Entendemos por aburrimiento la sensación molesta causada por la falta de interés en lo que hacemos. Como es lógico, en el deporte también se puede dar (de hecho, se suele dar muchas veces). Y lo hace habitualmente en forma de un entrenamiento aburrido. Además, si atendemos al perfil psicológico del deportista joven actual, es mucho más probable que suceda así. En un mundo lleno de los estímulos provocados por las redes sociales (con sus “me gusta” y sus feedback inmediatos), los juegos electrónicos (con sus gráficos tan realistas y su trepidante acción) o en los smartphones (con todas sus posibilidades de conectividad), lo normal es que una práctica deportiva diaria pueda llegar a resultar anodina y desmotivadora.
El ejemplo que más me he encontrado en mi carrera es cuando el deportista se enfrenta a una tarea con las siguientes características:
- Prolongada en el tiempo.
- Hecha de manera individual.
- Repetitiva
Parecen unos puntos muy obvios, ¿no te parece? Pero no hay muchas formas de entrenar ciertos momentos deportivos que de esa forma. Por ejemplo, el tiro libre en el jugador de baloncesto, el servicio en el tenista, la carrera de fondo en el atleta. Estos son algunos casos que habitualmente impiden que el deportista “disfrute” con lo que hace.
Presión, nervios, bajo rendimiento, falta de concentración, baja confianza...
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¿Cómo evitar el entrenamiento aburrido?
A continuación, te dejo unos tips que le pueden ayudar a encarar de mejor manera la sesión de entrenamiento.
- Explicar para qué se hace lo que se hace: cuando entiendes en qué te ayuda lo que estás haciendo, le encuentras el sentido. Por tanto explica al deportista para qué ese "entrenamiento aburrido" y dejará de serlo.
- Adelanta la recompensa: lo malo de una práctica muy prolongada en el tiempo es que retrasa la recompensa. Sin embargo, si a través de un radar (por ejemplo, para medir la velocidad de un saque o un lanzamiento a puerta), o mediante la toma de datos, vas viendo cuál es tu progreso durante la práctica, obtienes recompensas inmediatas y mucho más motivadoras.
- Dejarle espacio a la creatividad: para mí este es el punto que más ayuda, porque no sólo consigue el objetivo de hacer la práctica más amena, si no que además permite al deportista desarrollar su inventiva. Proponle el objetivo a entrenar y déjale que diseñe cómo hacerlo “a su manera”. Tu siempre le podrás guiar en ello.
- Realizar las prácticas en grupo: esto es, consigue que una acción individual se pueda compartir entre varios compañeros. Aquí el peligro es que se rompa la concentración, pero siempre podrás apelar a su responsabilidad.
- Competir consigo mismo: esto es muy motivador y además proporciona una recompensa inmediata. Imaginemos al jugador de baloncesto que entrena triples. Cada acierto le suma tres puntos y cada error le resta 2. tendrá Cada acierto le suma tres puntos y cada error le resta 2. Tendrá que medir después de un tiempo de lanzamiento si acaba en positivo o en negativo.
- Dar el feedback adecuado: es fundamental que la persona que esté a su alrededor sepa cómo hacer ver al deportista si está o no realizando la tarea correctamente pero además de un modo que anime al deportista a seguir practicando.
El aburrimiento siempre presente.
En definitiva, para evitar un entrenamiento aburrido, tenemos que tomar en cuenta ese factor como uno de los posibles enemigos a batir, o mejor dicho a evitar. Normalmente se suele caer en el encorsetamiento y en la repetición. Una misma estructura de entrenamientos, unos mismos ejercicios que permitan interiorizar al deportista la tarea a aprender y una buena dosis de “como esto me funcionó ayer, seguro que hoy también”.
Mejor recordar a quién estamos entrenando y abrir el espectro lo más posible.